«Los europeos hemos construido la Unión como un jardín a la francesa, ordenadito, bonito, cuidado, pero el resto del mundo es una jungla. Y si no queremos que la jungla se coma nuestro jardín tenemos que espabilar». Josep Borrell, Vicepresidente de la Comisión Europea
La Gran Crisis de 2008 y su sucesiva crisis de los refugiados de 2015 inauguraron un tiempo de desestabilización de las bases materiales de los tratados Maastricht (1992) y Schengen (1995) en el bloque imperialista europeo. Estos acuerdos fundacionales de la Unión Europea corresponden a un momento histórico de triunfo sobre la Unión Soviética y a un estadio de desarrollo capitalista determinado que desbordaba el estrecho paradigma de gobernanza de los estados-nación. Ambos factores permitían ampliar la acumulación capitalista a nivel continental, y, en general, producían unas expectativas de integración ascendente de las diferentes potencias bajo el dominio político y económico de la oligarquía financiera europea y la burguesía industrial alemana. El acuerdo de Schengen, en concreto, establece un principio que los capitalistas denominan «libre circulación de personas y capitales», es decir, libre circulación de la fuerza de trabajo para su explotación y libertad comercial sin cuartel a escala geográfica europea extendida.
No obstante, el plan no tardaría en mostrar sus debilidades estructurales. Por un lado, el desarrollo desigual de la acumulación capitalista entre las distintas potencias entraña enormes desequilibrios comerciales y financieros que amenazan con romper la unidad de la UE hasta día de hoy, como muestra toda una serie de acontecimientos como la crisis de deuda, la cuestión de los fondos europeos ante la pandemia de la COVID-19 (1) o la actual crisis energética (2). Por otra parte, la vorágine imperialista que sostiene los menguantes sistemas de bienestar que caracterizan a la unión no deja de producir muertos, miseria y desplazados en la periferia global (3). Como consecuencia, en un período de tiempo relativamente corto, millones de personas que huyen de la barbarie desde Oriente Medio, El África Subsahariana y el Magreb son empujadas en masa a las fronteras de esta región mundial. Los diferentes agentes que de un modo u otro están integrados en la redistribución de la riqueza material del jardín del BCE ven amenazada su posición, produciendo ensoñaciones varias sobre enroques identitarios tras las decrépitas murallas de los estados-nación soberanos.
MIGRACIÓN EN LA ACTUALIDAD
Aunque solo sea para hacernos una vaga idea de la coyuntura migratoria, expondremos una serie de datos de actualidad generales y varios hechos particulares. La cuantificación de los flujos migratorios, en concreto, es fundamental a la hora de analizar los patrones migratorios contemporáneos, sobre todo las consecuencias que acarrean los factores y las políticas en los países de origen y de destino. No obstante, es justamente en este aspecto donde menor disponibilidad de datos globales hay, así como sobre la desaparición de migrantes, la migración irregular, el contrabando de seres humanos, el impacto de las políticas migratorias o la salud de los migrantes. Los datos sobre flujos migratorios solo se compilan en 45 países del mundo pertenecientes a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), o, a lo sumo, existe una estimación por cada región mundial. Por otro lado, los países que informan sobre los flujos migratorios emplean conceptos, definiciones y metodologías de recopilación de datos que a menudo no son homologables, cosa que dificulta la comparación de los flujos internacionales.
En 2016, el número total de entradas permanentes en los países de la OCDE rozaba los 5 millones. Tras un fuerte aumento al comienzo del siglo y una cifra máxima alcanzada en 2007, las entradas permanentes de personas en los países de la OCDE disminuyeron marcadamente en 2008 y 2009, junto al inicio de la crisis financiera mundial. Sin embargo, los flujos migratorios han aumentado casi un 25 % desde 2011, pasando de 4 millones a cerca de 5 millones en 2017. Este incremento se debió, principalmente, a la migración a Europa por razones humanitarias. Después de la disminución registrada en 2017, en gran medida por la disminución en el número de entradas de migrantes humanitarios, los flujos migratorios a los países de la OCDE volvieron a aumentar en 2018, y los nuevos inmigrantes permanentes ascendieron aproximadamente a 5,3 millones. Las estimaciones mundiales basadas en los datos de los censos indican que entre 2010 y 2015 unas 37 millones de personas abandonaron su país natal para instalarse en otro, lo que supondría un 0,5 % de las personas del mundo (4). En lo que a fronteras respecta, un estudio de la Universidad de Québec en Montreal (Canadá) advierte de que en 1990 había 15 muros fronterizos en el mundo, y que en 2019 eran al menos 70 (5). De acuerdo con las estadísticas de la agencia de fronteras de la UE, las autoridades europeas expulsaron a alrededor de 139.000 personas (sobre todo procedentes de Ucrania, Albania y Marruecos) en 2019, entre un total de 298.000 personas en riesgo de ser deportadas (6).
Con datos algo más recientes en la mano que observan las tendencias migratorias desde una perspectiva más general, somos testigos de cómo la situación es aún más desalentadora. Según las estimaciones del informe Global Migraton Indicators 2021 (7), en 2020 serían 281 millones las personas que vivirían fuera de sus países de nacimiento, es decir, un 3,6 % de la población global. Dos décadas atrás, a mitades de los años 2000, este grupo estaría formado por unos 153 millones de seres humanos. Dentro de la población migrante existente en 2020, al menos 135 millones serían mujeres, 164 millones lo harían por motivos principalmente laborales, otros 40,9 millones serían niños y 26 millones de personas serían reconocidos como solicitantes de asilo o como refugiados registrados. Por otra parte, se estima que entre 35 y 40 millones de personas emigran cada cinco años. Al menos 82,4 millones tuvieron que hacerlo bajo coerción directa (conflictos armados, violencia generalizada o por razones similares que atentaban contra su integridad humana). 30,7 millones han sido recientemente desplazados por desastres medioambientales. Más de 40.000 personas que emigraron entre 2014 y 2020 murieron durante el trayecto. Los últimos datos indican que más de 40 millones de personas migrantes son víctimas de la esclavitud moderna. Para el año 2030, se espera que el aumento de la inmigración en la UE oscile entre el 21-44 %. La aceptación pública global de los migrantes, por su parte, ha empeorado en los últimos años: el indicador marcaba 5,34 en 2016, y para el 2019 bajó hasta 5,21.
Para el año 2030, se espera que el aumento de la inmigración en la UE oscile entre el 21-44 %. La aceptación pública global de los migrantes, por su parte, ha empeorado en los últimos años: el indicador marcaba 5,34 en 2016, y para el 2019 bajó hasta 5,21
Habiendo hecho un retrato general de la situación migratoria con datos, podemos repasar ciertos sucesos de actualidad. Empezando por Euskal Herria, durante el año 2022 hemos sido testigos de cómo varias personas se han ahogado tratando de cruzar la frontera entre los Estados español y el francés por el río Bidasoa en Irun (Gipuzkoa). Un millar de kilómetros al sur, el pasado 25 de junio, 24 personas fueron asesinadas por las fuerzas policiales cuando intentaban cruzar la frontera de Melilla Inmediatamente, se percibió la mimetización entre las posturas de la extrema derecha y la izquierda parlamentaria del Estado español. El presidente Pedro Sánchez calificó como «ejemplar» la actuación de las fuerzas policiales de Marruecos, con la connivencia de todos los partidos políticos que siguen sosteniendo su infame gobierno. Santiago Abascal sentenciaba los sucesos de la siguiente forma en el debate parlamentario del 12 de julio: «Buenas vallas hacen buenos vecino». Un documental de la cadena británica BBC ha revelado recientemente que la Policía española fue testigo de los asesinatos y no los impidió. Por el contrario, se atribuye a las fuerzas policiales españolas arrastrar varios cadáveres a Marruecos. Por otro lado, advirtieron de que 70 personas siguen desaparecidas y de que el Gobierno español ocultó imágenes de las cámaras de seguridad. En el Reino Unido, el ex primer ministro Boris Johnson anunció la intención de deportar a varios migrantes a Ruanda. El gobierno británico y el presidente de Ruanda Paul Kagame firmaron un acuerdo el 14 de abril, que permitiría enviar forzosamente al país africano a personas que Londres considere «ilegales». Para ello, el gobierno británico entregó 155 millones de dólares a su homólogo ruandés. El objetivo, asegura la prensa británica, sería deportar «a los migrantes económicos», es decir, a trabajadores que emigran por necesidades laborales.
CAPITALISMO E INMIGRACIÓN
En el modo de producción capitalista, la inmigración está lejos de ser una contingencia. Es más, en términos absolutos, la inmigración es un fenómeno más visible cuanto más se internacionalizan el comercio y los circuitos globales de exportación/importación de capital. Y aunque en momentos de guerra o de cruda crisis la inmigración se muestra relativamente más explícita, haríamos mal en acudir a estos momentos para encontrar en ellos la clave de la inmigración como conflicto, siendo en cambio que debemos mirar al corazón mismo de la lógica social capitalista. Por un lado, con la internacionalización del mercado en general, también se internacionaliza progresivamente el mercado de fuerza de trabajo, con su consiguiente movilidad o, lo que es lo mismo, migración. Por otro lado, la competencia internacional de capitales también ha producido históricamente una diferencia en los niveles de vida entre países, donde en unos la vida es más soportable que en otros –y en otros, directamente insoportable–. Ambos factores convergen en la que es la causa principal de la migración: la búsqueda de subsistencia, en un mundo de desigualdades, incertidumbre y dependencia respecto del salario.
Ahora bien, el problema de la inmigración, es decir, su carácter negativo para la opinión pública, no está en el mero hecho de trasladarse de un país a otro para afianzarse en el extranjero. Cuando se firma un contrato de trabajo o cuando se constituye o compra una empresa en el extranjero, la sociedad en la que vivimos tiende a recibir al extranjero con los brazos abiertos: más valor, más riqueza. Y su contraparte, la llamada «fuga de cerebros» o la expulsión de capital, se concibe como una emigración que afecta negativamente a la nación. Pero, en general, el problema para la lógica capitalista no está en la migración de capital, de una rama nacional a otra. El problema surge cuando lo que emigra no es una mercancía, sino población excedente: grandes grupos de personas que le son inmediatamente inservibles al capital, pero que buscan subsistir en una sociedad en la que el acceso a los medios de subsistencia está mediado por el salario. A su vez, no obstante, por ser pura vida desnuda, por llegar a otros países como personas en default, sin absolutamente nada más que su fuerza de trabajo, son virtualmente útiles para el capital. Y vaya que sí lo son; no hay más que ver quién tiende a hacer los trabajos más duros y precarios. No es de extrañar que en un ejercicio de sinceridad, el ex primer ministro de Malta, Joseph Muscat, dijera que prefería que los inmigrantes trabajaran duro bajo el sol, recogieran basura o realizaran trabajos no cualificados, reservando para los malteses el acceso a los empleos cualificados y más cómodos (8).
El problema surge cuando lo que emigra no es una mercancía, sino población excedente: grandes grupos de personas que le son inmediatamente inservibles al capital, pero que buscan subsistir en una sociedad en la que el acceso a los medios de subsistencia está mediado por el salario
La desesperación es un medio que el capital utiliza para disminuir los salarios y recrudecer las condiciones de trabajo; es una herramienta de disciplinamiento basada en la dependencia. Por ello, tal y como dice Madjiguène Cissé, la idea de enviar a todas las personas en situación irregular a su país de origen es pura palabrería, pues los gobiernos europeos jamás han concebido ni concebirán semejante proyecto. «La presencia de los sin-papeles es a menudo tolerada, ya que ciertos sectores de la economía no funcionarían sin ellos», asegura la activista senegalesa. Es más, el informe Global Migration Indicators recuerda que la fuerza de trabajo migrante en 2015 suponía al menos 6,7 billones de dólares, es decir, que más del 9,4 % del Producto Interior Bruto (PIB) mundial provenía de obreros y obreras migrantes (9).
«El control ejercido sobre los sin-papeles es una forma de tener una mano de obra barata fácilmente disponible, controlando al tiempo el mercado de trabajo», explica Cissé. Recuerda que, si bien una parte de los inmigrantes detenidos son internados o expulsados, «los otros son abandonados a su suerte, haciendo las delicias de los patrones sin escrúpulos» (10). En palabras de Sandro Mezzana y Brett Neilson, el capital trata de «valorizar y contener simultáneamente la movilidad del trabajo» (11). Por ello, en primera instancia, la llegada masiva de seres humanos es un problema para el capital: supone un gasto para el Estado, empezando desde la gestión pública, pasando por las ayudas a su «integración social» a través de instituciones de beneficencia, hasta la inversión en barreras fronterizas, control policial, CIEs, etc. A nivel económico, a veces no le es posible integrar a todas las personas migrantes en el mercado de la fuerza de trabajo, por razones como pueden ser la ausencia o la dificultad de homologación del nivel formativo, el manejo de la lengua autóctona, los prejuicios xenófobos de los patrones o, simple y llanamente, el desajuste cuantitativo entre demanda y oferta de fuerza de trabajo. Esto supone, a su vez, que muchos proletarios migrantes caigan en la esfera de la economía sumergida, en los traidores brazos de las mafias, en la delincuencia, etc. No obstante, por ser personas desesperadas y, por lo mismo, extremadamente vulnerables, también pueden serle útiles al capital; porque supone fuerza de trabajo barata, disciplinable y en muchos casos inexistente para la ley, con todo lo que ello conlleva. En esta contradicción se mueve el fenómeno de la inmigración en la lógica capitalista: por un lado, una carga, por otro, una oportunidad y, en suma, un fenómeno necesario. Es importante destacar que los trabajadores de origen extranjero están sujetos a la ley de extranjería y que esta genera las condiciones para que estos trabajadores se vean obligados a aceptar peores condiciones laborales; debido a que, tanto para la obtención como para la renovación de los papeles, se debe demostrar una relación laboral estable o ser pareja de quien la tenga.
Tiende a interpretarse que el migrante decide ir en busca de una mejor vida a otro país, como si de una decisión voluntaria se tratara. Pero, en realidad, si esto ocurre es porque detrás existe todo un contexto en el que el migrante se siente obligado a emigrar, y el hecho mismo de que exista una división entre países en los que se vive mejor que en otros en un mundo de abundancia es sintomático de una sociedad atravesada por una desgarradora contradicción. Desde luego, la migración de la que hablaremos aquí no es la migración «libre», es decir, la de quien pese a vivir relativamente bien quiere descubrir mundo, trabajar en otro países para conocer sus culturas, hacer voluntariado para calmar su conciencia, etc. La migración de la que tratamos es la de los grandes flujos migratorios: no solo los provocados por la guerra y la persecución política, sino también por la pobreza, el hambre y la crisis. Si estos flujos existen como pasando por tuberías relativamente estables, es porque la inestabilidad vital en la sociedad capitalista tiende a poner necesariamente esas tuberías. Y si el caudal que corre por ellas aumenta, es porque la vida empeora en el origen de ese caudal.
Si estos flujos existen como pasando por tuberías relativamente estables, es porque la inestabilidad vital en la sociedad capitalista tiende a poner necesariamente esas tuberías. Y si el caudal que corre por ellas aumenta, es porque la vida empeora en el origen de ese caudal
Por si no fuese poco sufrimiento el propio hecho de emigrar a otro país, dejando atrás a la familia y a los amigos, arriesgándose la vida en el mar o en los puestos fronterizos y pasando penurias de todo tipo, una vez el inmigrante llega a su país de destino, tiene que soportar todo tipo de inseguridades, pero, sobre todo, xenofobia. La xenofobia está íntimamente ligada a la lógica capitalista y al racismo. El racismo ciertamente es un fenómeno que se ha dado desde mucho antes de la consolidación de la sociedad burguesa, bajo unos contextos y unas dinámicas cuyo análisis no se hará en este reportaje. Lo que nos importa aquí es que el capitalismo recoge y reproduce el racismo, entre otras razones, a través de la xenofobia. Debido a que el capital tiene un interés objetivo en la división de la clase trabajadora, el discurso xenófobo y racista le es funcional, porque enfrenta entre sí a los trabajadores, los hace competir y evita su potencial unidad, tan peligrosa para la reproducción de la relación capitalista. Como se verá más adelante, no es que esto se haga siempre ni principalmente de forma consciente y conspirativa, sino que la competición en el mercado laboral tiende a generar un enfrentamiento entre trabajadores por razones de nacionalidad y reforzar los prejuicios racistas. El capital puede dejar esta dinámica a su suerte o acentuarla mediante discursos políticos y culturales, pero lo que está claro es que este enfrentamiento le es provechoso. Ciertamente, en el interior de una unidad productiva concreta puede darse una dinámica muy diferente, donde trabajadores de diferentes nacionalidades pueden por medio de su cooperación entablar amistad entre sí, dejando atrás los prejuicios o constituyendo una conciencia de estar trabajando entre iguales, más allá de las diferencias culturales. Por ello no es de extrañar que frecuentemente conviva el sentimiento xenófobo con la amistad entre nacionalidades. No debemos, en este sentido, confundir la xenofobia con el racismo, y no solo porque, evidentemente, ambos conceptos designen intolerancias diferentes. El racismo, a priori, puede serle tan funcional como disfuncional a la lógica capitalista. De hecho, la burguesía no tiene problemas en lanzar campañas antirracistas, como bien ejemplifican el «Say no to racism» de la UEFA o el marketing multirracial de Inditex. La xenofobia, en cambio, tiende a reproducirse automáticamente en la sociedad regida por la lógica capitalista y, como hemos dicho, le es útil al capital. Precisamente en este punto es donde intersectan el racismo y la xenofobia: por medio de la xenofobia, se reproduce o acentúa el racismo, porque se identifica la «amenaza inmigrante» con tal o cual grupo de personas racializadas.
Y es que la xenofobia, si bien puede darse hacia diferentes clases, en su versión más cruda y generalizada ocurre con los inmigrantes pobres. Como se ha dicho antes, al capital y a la riqueza se les recibe con los brazos abiertos. A la pobreza, en cambio, le espera una acogida muy diferente, ya sea por la supuesta amenaza laboral («nos roban el trabajo»), la amenaza cultural («no se integran») o por la amenaza financiera («viven de las ayudas públicas»), entre otras. Sin embargo, incluso si hacemos abstracción de la existencia de «amenazas» culturales y de «amenazas» financieras, es decir, si damos por válido que una perfecta «integración» de la fuerza de trabajo inmigrante en la forma de vida autóctona y en la economía oficial, no sumergida, pudiese darse en su totalidad, en el marco de las relaciones sociales capitalistas la xenofobia seguiría siendo un fenómeno con condiciones de existencia necesarias, lo que implica que estas «amenazas» de las que hemos hecho abstracción también lo son.
El abaratamiento general de la fuerza de trabajo puede darse por varias razones, una de las cuales es la inserción en el mercado laboral de una porción de fuerza de trabajo más barata y disciplinable. Si los inmigrantes, en situación vulnerable, con un nivel de vida más bajo, se ven obligados a aceptar determinado puesto de trabajo en unas condiciones peores y por un salario notablemente más bajo que el de un trabajador autóctono, esto tiende no solo a reducir la cantidad de puestos de trabajo disponibles, sino a empujar a la baja los salarios en ese sector. En el mercado de la fuerza de trabajo, como en todo mercado, los propietarios de esta mercancía tienen que competir entre sí para venderla y venderla en las mejores condiciones posibles. No obstante, esta mercancía no puede venderse a cualquier precio, y en cada nación, por razones de orden histórico y cultural, este mínimo de salario, así como su media, están determinados no solo por lo necesario para subsistir, sino también por una porción dedicada al ahorro y al ocio. En cualquier caso, es evidente que el país-destino, por lo general, dispone de un nivel de vida mayor, lo que se traduce como una media de ingresos mayor a la del país desde el que se emigra. Como se estaba diciendo, si la persona migrante tiene un nivel de vida menor y, además, está en una situación en la que tiene que aceptar cualquier forma de obtener un salario, venderá su fuerza de trabajo por un precio menor al habitual en ese mercado laboral nacional. Evidentemente, si hay personas dispuestas a hacer un trabajo por un menor salario y peores condiciones, este mínimo de salario y nivel de condiciones son los que comenzarán a marcar el estándar del sector. Cissè lo explica de la siguiente forma: «Las medidas que nos afectan en tanto que trabajadores extranjeros forman parte de políticas decididas para organizar el conjunto del mercado del trabajo y controlar la totalidad de la mano de obra. Obligando a una masa de trabajadores sin papeles a aceptar cualquier tipo de condiciones de trabajo, cualquier salario, creando y manteniendo una auténtica bolsa de trabajadores sin empleo, es el Estado directamente el que organiza la competencia, hace bajar los salarios y enfrenta a unos trabajadores con otros» (12).
Consecuentemente, la reacción de los trabajadores autóctonos no se hará esperar. Pero esta reacción no se dirige contra la lógica social general que determina que el empleo de más personas no sea algo positivo, porque requeriría menos trabajo de cada cual para satisfacer el mismo monto de necesidades. La naturalización de las relaciones de producción capitalistas, es decir, la concepción de la presente organización del mundo como algo necesario, no puede, salvo mediaciones contingentes, generar sino una conciencia de la competición. Y aquí, apoyados por todo tipo de prejuicios racistas y nacionalistas, es el punto donde nace la conciencia xenófoba de los trabajadores. Por ello, no es que este o aquel partido político inocule la xenofobia en el seno de la clase obrera, sino que existe una práctica cotidiana que produce las condiciones necesarias para la existencia de este discurso xenófobo. Lo que se hace en la política burguesa es aprovechar dichas condiciones ya presentes en la realidad social capitalista para movilizar a las masas a su favor, y esto es lo que se podría denominar populismo xenófobo. Poniendo un ejemplo más concreto, no es que la irrupción electoral de la extrema derecha amenace con derechizar las sociedades europeas, como quiere dar a entender la socialdemocracia; sino más bien al contrario, la irrupción electoral de la extrema derecha demuestra que, efectivamente, las sociedades europeas se están derechizando.
No es que este o aquel partido político inocule la xenofobia en el seno de la clase obrera, sino que existe una práctica cotidiana que produce las condiciones necesarias para la existencia de este discurso xenófobo
POPULISMO XENÓFOBO: EL BUNKER DE LA CLASE MEDIA
Esta crisis generalizada, que se nos quiere presentar como «una amenaza del mundo globalizado contra la humilde vida en el interior de la nación», ha provocado una reconfiguración de las alianzas de clase. Pese a las diferencias que puedan existir entre las particulares expresiones políticas del nacional-populismo (13), todas comparten un denominador común: se da un cierre reaccionario, por el cual las clases medias conservadoras se acuartelan entre las ruinas de un decadente Estado de Bienestar, según unos parámetros cada vez más excluyentes.
Vemos así cómo la extrema derecha presiona a la alta la demanda de dureza del poder ejecutivo (aumento del control policial, militarización de las calles, leyes de excepción, eliminación de las libertades políticas fundamentales) en un momento histórico donde las turbulencias sociales están más que aseguradas y cuando el estado de derecho se vuelve un impedimento más que un medio para conservar la paz social (14). La socialdemocracia, por su parte, que no duda en gestionar los presupuestos del Estado como si de una billetera neutral se tratase, ha endurecido y justificado las medidas de represión, sentando los precedentes de una dinámica que sin lugar a dudas se va a acentuar con el paso del tiempo.
Tal y como recuerda Iker Madrid en el artículo El rumor de las periferias. A vueltas con el rap underground y el drill (15), trayendo a colación al Centro de Estudios Culturales Contemporáneos, «”en tiempos problemáticos", cuando la ansiedad social no es capaz de encontrar una expresión política organizada, esta se desplaza hacia chivos expiatorios». Los mencionados contextos inestables generan, recuerda Madrid, una especie de «pánico moral» en la población. Guiados por ese miedo a perder su posición y su mundo, ciertos grupos sociales tienden a identificar un enemigo y emergen como los guardianes de los «valores tradicionales». En esta coyuntura, justamente, no han faltado los clásicos chivos expiatorios para explicar y afrontar la decadencia de la clase media europea: «las élites», «la corrupción», «la pérdida de soberanía nacional» y, cómo no, «los inmigrantes».
Todos estos chivos expiatorios y sus correspondientes eslóganes producidos por la cultura reaccionaria, lejos de explicar el estado de cosas actual de forma fundamentada, aparecen como agentes externos que afectarían a una distribución de la riqueza justa de por sí. La cantinela es bien conocida: «las élites son avariciosas», «los políticos son corruptos», «la pérdida de soberanía nacional no genera riqueza para la nación» o «los inmigrantes viven de nuestros impuestos». Este último tópico merece nuestra atención, ya que el grupo social señalado, a la par de los «delincuentes» y los parados, constituye lo que anteriormente denominábamos como excedente de fuerza de trabajo, o, como menciona Madrid, «un excedente negativo». Con las palabras de Eduardo Matos-Martín, Madrid subraya que estos sectores se hallan en una situación de «exclusión-inclusiva», es decir, «fuera del orden productivo y de los derechos civiles, pero dentro del ámbito de la dominación del Estado y de sus dispositivos represivos». Por la misma razón, el historiador Emmanuel Rodríguez considera que la ciudadanía tiene «el perímetro de la clase media» (16). Los proletarios y los pobres de estas sociedades ya no son vistos como tal, «sino simplemente como aquellos que no están integrados o, aún peor, que no son integrables», añade Rodríguez en su último libro. El autor apunta en el mismo sentido que Matos-Martin: «El Estado aplica toda clase de políticas "especiales" –por lo tanto, no universales–; políticas específicamente dirigidas a devolver "a quien pueda" al marco de "igualdad de oportunidades", a garantizar unos mínimos de integración "artificial" (políticas para pobres) o para aplicar la regla represiva implícita en su monopolio de la violencia legítima». Como resultado, el grupo social subalterno al que pertenecen los inmigrantes o bien no aparece en la esfera pública, se le reconoce como grupo subsidiario de una clase media expectativa o si aparece en condición de pobre será bajo la forma de «problema social» o «lugar amenazante», concluye Rodríguez. Miguel Mellino va más allá en su obra Gobernar la crisis de los refugiados (17), asegurando que se está dando «una nueva forma de consenso político entre las clases dominantes y algunos grupos sociales "nativos" a partir del uso de la fuerza, la violencia y la represión contra otros (migrantes, negros, asiáticos, disidencias obreras, políticas, etc.)». Cuando vemos cómo se jalea el linchamiento mediático y policial contra los más débiles, somos testigos de la institucionalización de ese pánico moral mencionado anteriormente. En la UE, este proceso toma forma de lo que Mellino denomina nuevo estado de excepción: como nuevo vehículo de sutura política y como dispositivo material de jerarquización de la ciudadanía.
La clase media, formada principalmente por la aristocracia obrera y la pequeña burguesí
«Europarrok frantziar erako lorategi gisa eraiki dugu Batasuna, txukun, polit, tentuz, baina gainerako mundua oihan bat da. Eta oihanak gure lorategia jatea nahi ez badugu, espabilatu egin behar dugu». Josep Borrell, Europako Batzordeko lehendakariordea.
2008ko Krisi Handiak eta 2015eko errefuxiatuen krisiak Maastricht (1992) eta Schengen (1995) itunen oinarri materialak desegonkortu zituzten Europako bloke inperialistan. Europar Batasunaren sorrerako akordio horiek Sobietar Batasunaren aurkako garaipen-une historiko bati eta estatu-nazioen gobernantza-paradigma estua gainditzen zuen garapen kapitalista jakin bati dagozkie. Bi faktore horiek aukera ematen zuten metaketa kapitalista kontinentera zabaltzeko, eta, oro har, Europako oligarkia finantzarioaren eta industria burgesia alemaniarraren nagusitasun politiko eta ekonomikoaren pean, goranzko integraziorako itxaropenak sortzen zituzten hainbat potentziarengan. Schengengo akordioak, zehazki, kapitalistek «pertsonen eta kapitalen zirkulazio askea» gisa izendatzen duten printzipioa ezartzen du. Horrek, funtsean, lan-indarraren zirkulazio askea eta Europa mailako mugarik gabeko merkataritza-askatasuna esan nahi du.
Dena dela, planak laster erakutsiko zituen egiturazko ahuleziak. Alde batetik, potentzia horiek garapen maila ezberdinak zituzten metaketa kapitalistari dagokionean. Horrek desoreka komertzial eta finantzario izugarriak dakartza berekin, gaur egun ere EBren batasuna hausteko mehatxua egiten dutenak; zorraren krisia, COVID-19aren pandemiaren aurrean Europako funtsen auzia (1) edo egungo krisi energetikoa (2) dira adibideetako batzuk. Bestalde, batasunaren ezaugarri diren ongizate-sistemei –zeinak beheranzko joera nabarmenean dauden– eusten dien zurrunbilo inperialistak hildakoak, miseria eta desplazatuak sortzen ditu periferia globalean (3). Horren ondorioz, denbora-tarte labur samarrean, Ekialde Hurbiletik, Saharaz azpiko Afrikatik eta Magrebetik ihesi doazen milioika pertsona munduaren zati honetako mugetara bultzatzen dituzte. Europako Banku Zentralaren lorategiko aberastasun materialaren birbanaketan modu batera edo bestera sartuta dauden eragileek arriskuan ikusten dute beren posizioa, eta hainbat ameskeria sortzen dituzte nazio-estatu subiranoen harresi zaharkituetan endroke identitarioak egitearekin.
MIGRAZIOA GAUR EGUN
Migrazio-koiunturaren ideia bat egiteko besterik ez bada ere, gaurkotasun orokorreko datu batzuk eta hainbat gertaera zehatz azalduko ditugu. Migrazio-fluxuen kuantifikazioa, konkretuki, funtsezkoa da gaur egungo migrazio-ereduak aztertzeko. Batez ere, faktoreek eta politikek jatorrizko eta helmugako herrialdeetan dituzten ondorioak aztertzeko. Alabaina, alor horretan dago datu orokor gutxien, baita migratzaileen desagerpenari, migrazio irregularrari, pertsonen kontrabandoari, migrazio-politiken eraginari edo migratzaileen osasunari buruz ere. Migrazio-fluxuei buruzko datuak Ekonomia Lankidetza eta Garapenerako Antolakundearen (ELGA) kide diren munduko 45 herrialdetan baino ez dira biltzen, edo, asko jota, munduko herrialde bakoitzeko estimazio bat dago. Ordea, informazioa ematen duten herrialdeek erabiltzen dituzten datuak biltzeko kontzeptuak, definizioak eta metodologiak askotan ez dira homologarriak, eta horrek zaildu egiten du nazioarteko fluxuak alderatzea.
2016an, 5 milioi pertsona ingurukoa zen ELGAko herrialdeetako sarrera iraunkorra. Mendearen hasierako gorakada handiaren eta 2007an lortutako gehienezko zifraren ondoren, ELGAko herrialdeetan pertsonen sarrera iraunkorrak nabarmen jaitsi ziren 2008an eta 2009an, munduko finantza-krisiaren hasierarekin batera. Hala ere, migrazio-fluxuak ia % 25 hazi dira 2011tik, 4 milioitik ia 5 milioira igaro baitziren 2017an. Hazkunde hori, batez ere, arrazoi humanitarioengatik Europara egindako migrazioak eragin zuen. 2017an izandako beherakadaren ondoren (neurri handi batean migratzaile humanitarioen sarrera-kopuruaren jaitsieragatik), ELGAko herrialdeetara egindako migrazio-fluxuek gora egin zuten berriro 2018an, eta sarrera iraunkorra 5,3 milioi ingurukoa izan zen. Erroldetako datuetan oinarritutako mundu mailako kalkuluen arabera, 2010 eta 2015 artean 37 milioi pertsonak utzi zuten jaioterria beste herrialde batean bizitzen jartzeko, hau da, munduko pertsonen % 0,5ek (4). Mugei dagokienez, Montrealgo Quebeceko Unibertsitateak (Kanada) egindako ikerketa batek dio 1990ean 15 muga-horma zeudela munduan, eta 2019an gutxienez 70 zirela (5). EBko muga-agentziaren estatistiken arabera, Europako agintariek 139.000 pertsona inguru kanporatu zituzten (batez ere Ukrainatik, Albaniatik eta Marokotik) 2019an, deportatuak izateko arriskuan zeuden 298.000 pertsonetatik (6).
Migrazio-joerak ikuspegi orokorrago batetik aztertzen dituzten datu berriagoei erreparatzen badiegu, egoera are etsigarriagoa dela ikusiko dugu. Global Migration Indicators 2021 (7) txostenaren kalkuluen arabera, 2020an 281 milioi pertsona bizi ziren beren jaioterrietatik kanpo, hau da, populazio globalaren % 3,6. Duela bi hamarkada, 2000ko hamarkadaren erdialdean, kopurua 153 milioikoa zen. 2020ko biztanleria migratzaile hori era xeheago batean aztertzen badugu, gutxienez 135 milioi emakumeak ziren, 164 milioi batez ere lan-arrazoiengatik mugitutakoak, beste 40,9 milioi haurrak eta 26 milioi pertsona aitortutako asilo-eskatzaileak edo errefuxiatu erregistratuak. Bestalde, kalkulatzen da 35-40 milioi pertsonak emigratzen dutela bost urtean behin. Bide horri jarraikiz, badakigu gutxienez 82,4 milioik hertsadura zuzenaren pean egin behar izan zutela alde (gatazka armatuak, indarkeria orokortua edo giza segurtasuna urratzen zuten antzeko arrazoiengatik), 30,7 milioi ingurumen-hondamendien ondorioz lekuz aldatu direla berriki edo 2014 eta 2020 artean emigratu zuten 40.000 pertsona baino gehiago hil zirela ibilbidean zehar. Azken datuen arabera, 40 milioi migratzaile baino gehiago esklabotza modernoaren biktima dira. Aurrera begira jarrita, 2030erako, EBn immigrazioaren hazkundea % 21-44 artekoa izatea espero da. Migratzaileen onarpen publiko globalak, bestalde, okerrera egin du azken urteotan: aipatutako adierazlea 2016an 5,34an zegoen, eta 2019rako 5,21era jaitsi zen.
Aurrera begira jarrita, 2030erako, EBn immigrazioaren hazkundea % 21-44 artekoa izatea espero da. Migratzaileen onarpen publiko globalak, bestalde, okerrera egin du azken urteotan: aipatutako adierazlea 2016an 5,34an zegoen, eta 2019rako 5,21era jaitsi zen
Behin migrazio-egoeraren argazki orokorra datuen bidez eginda, gaurkotasuneko zenbait gertakari errepasatu ditzakegu. Etxean bertan, Irunen (Gipuzkoa) zehatzago esanda, ikusi dugu nola 2022an hainbat pertsona ito egin diren Espainiako eta Frantziako estatuen arteko muga Bidasoa ibaitik igaro nahian. Pixka bat hegoaldera jota, joan den ekainaren 25ean, 24 bat pertsona hil zituzten indar polizialek Melillako muga zeharkatzen saiatzen ari zirela. Gertatutakoaren aurrean, eskuin muturrak eta Espainiako Estatuko ezker parlamentarioak jarrera bera hartu zutela sumatu zen. Pedro Sanchez presidenteak «eredugarritzat» jo zuen Marokoko indar polizialen jokabidea, haren gobernu iraingarria sostengatzen duten alderdi politiko guztien adostasunarekin. Santiago Abascalek honela ebatzi zituen gertakariak uztailaren 12ko eztabaida parlamentarioan: «Hesi onek bizilagun onak egiten dituzte». BBC telebista kate britainiarraren dokumental batek duela gutxi aditzera eman duenez, Espainiako Polizia hilketen lekuko izan zen, eta ez zituen eragotzi. Alderantziz, «gorpuak Marokora arrastaka eramatea» egozten diete Espainiako indar polizialei. Bestalde, 70 lagunek desagertuta jarraitzen dutela eta Espainiako Gobernuak segurtasun kameretako irudiak ezkutatu zituela ohartarazi zuten. Erresuma Batuan, Boris Johnson lehen ministro ohiak hainbat migratzaile Ruandara deportatzeko asmoa azaldu zuen. Gobernu britainiarrak eta Paul Kagame Ruandako presidenteak akordio bat sinatu zuten apirilaren 14an, zeinak Londresek «legez kanpokotzat» jotzen dituen pertsonak Afrikako herrialdera indarrez bidaltzea ahalbidetuko zuen. Horretarako, britainiar gobernuak 155 milioi dolar eman zizkion Ruandako gobernuari. Erresuma Batuko prentsaren arabera, helburua «migratzaile ekonomikoak» deportatzea da, hau da, lan-beharrengatik emigratzen duten langileak deportatzea.
KAPITALISMOA ETA IMMIGRAZIOA
Produkzio-modu kapitalistan, immigrazioa ez da kontingentzia bat. Are gehiago, termino absolutuetan, immigrazioa agerikoagoa da merkataritza eta kapitalaren esportazio/inportazio zirkuitu globalak nazioartekotzen diren heinean. Eta gerra edo krisi gordineko garaietan agerikoagoa bada ere, gaizki genbiltzake une horietara joko bagenu immigrazioaren gakoa topatu nahian; aitzitik, logika sozial kapitalistaren izaerari berari begiratu behar genioke. Alde batetik, merkatua, oro har, nazioartekotzen ari denez, lan-indarraren merkatua ere nazioartekotu egiten da pixkanaka, horrek dakarren mugikortasunarekin edo, bestela esanda, migrazioarekin. Bestalde, kapitalen nazioarteko lehiak herrialdeen arteko bizi-mailetan ere eragin du historikoki, eta horrek herrialde batzuetan bizitza beste batzuetan baino jasangarriagoa egiten du –beste batzuetan, berriz, jasanezina da zuzenean–. Bi faktoreek bat egiten dute migrazioaren kausa nagusia den horretan: bizirauten saiatzea, ezberdintasunek, ziurgabetasunak eta soldatarekiko mendekotasunak gidatutako mundu batean.
Dena den, immigrazioaren arazoa, hau da, iritzi publikoarentzat duen izaera negatiboa, ez dago herrialde batetik bestera aldatze hutsean, atzerrian finkatzeko. Lan-kontratu bat sinatzen denean edo atzerrian enpresa bat eratzen edo erosten denean, bizi garen gizarteak atzerritarra besoak zabalik hartzeko joera du: balio handiagoa, aberastasun handiagoa. Txanponaren beste aldea, «garunen ihesa» edo kapital-kanporatzea deiturikoa, alegia, nazioari modu negatiboan eragiten dion emigrazio gisa ulertzen da. Baina, oro har, logika kapitalistaren arazoa ez dago adar nazional batetik bestera gertatzen den kapitalaren migrazioan. Arazoa sortzen da emigratzen duena ez denean merkantzia bat, soberan dagoen biztanleria baizik: kapitalari momentuan baliagarriak ez zaizkion pertsona-talde handiez ari gara, bizirauteko baliabideak eskuratzeko aukera soldataren mende duen gizarte batean irautea bilatzen dutenak. Aldi berean, hala ere, izaki biluzi izateagatik, default egoeran beste herrialde batzuetara iristeagatik euren lan-indarra baino ez dutenak, birtualki baliagarriak dira kapitalarentzat. Eta ikusi besterik ez dago nork egiten dituen lanik gogor eta prekarioenak. Ez da harritzekoa, zintzotasun ariketa batean, Joseph Muscat Maltako lehen ministro ohiak esan izana nahiago zuela immigranteek egitea eguzkipeko lan gogorrak, biltzea zaborra edo kualifikaziorik gabeko lanak egitea, enplegu kualifikatu eta erosoagoak maltarrentzat gordeta (8).
Arazoa sortzen da emigratzen duena ez denean merkantzia bat, soberan dagoen biztanleria baizik: kapitalari momentuan baliagarriak ez zaizkion pertsona-talde handiez ari gara, bizirauteko baliabideak eskuratzeko aukera soldataren mende duen gizarte batean irautea bilatzen dutenak
Etsipena kapitalak soldatak murrizteko eta lan-baldintzak gogortzeko erabiltzen duen bitartekoa da; mendekotasunean oinarritutako diziplina-tresna da. Horregatik, Madjiguène Cissék dion bezala, egoera irregularrean dauden pertsona guztiak beren jatorrizko herrialdera bidaltzeko ideia hitzontzikeria hutsa da, Europako gobernuek ez baitute inoiz horrelako proiekturik planteatu, ezta planteatuko ere. «Paperik gabekoen presentzia askotan onartzen da, ekonomiaren sektore batzuek ez luketelako funtzionatuko haiek gabe», ziurtatzen du ekintzaile senegaldarrak. Are gehiago, Global Migration Indicators txostenak gogorarazten digu 2015ean lan-indar migratzailea gutxienez 6,7 bilioi dolarrekoa zela, hau da, munduko Barne Produktu Gordinaren (BPG) % 9,4 baino gehiago langile migratzaileengandik zetorrela (9).
«Paperik gabekoen gaineko kontrola erraz eskura daitekeen eskulan merkea izateko modu bat da, eta, aldi berean, lan-merkatua kontrolatzen du», argitzen du Cissék. Atxilotutako etorkinen zati bat zentroetan sartu edo kanporatu egiten badute ere, bere arabera «besteak beren kasa abandonatzen dituzte, enpresaburuen gozamenerako» (10). Sandro Mezzana eta Brett Neilsonen hitzetan, kapitala «aldi berean lanaren mugikortasuna balorizatzen eta eusten» saiatzen da (11). Hori dela eta, pertsonen etorrera masiboa, lehenik eta behin, arazo bat da kapitalarentzat. Gastu bat da Estatuarentzat, kudeaketa publikoaz eta ongintzako erakundeen bidez ematen diren «gizarteratzeko» laguntzez gain, mugako hesietarako, kontrol polizialerako eta Atzerritarrak Barneratzeko Zentroetarako inbertsioak eskatzen baitizkio. Maila ekonomikoan, batzuetan, hainbat arrazoi direla medio, ezinezkoa da migratzaile guztiak lan-indarraren merkatuan integratzea: Arrazoi horietako batzuk dira formakuntza falta edo hura homologatzeko ezintasuna, tokiko hizkuntza menperatzeko zailtasunak, nagusien aurreiritzi xenofoboak, edota lan-indarraren merkatuan eskaria eta eskaintza bat ez etortzea. Horrek esan nahi du, era berean, zenbait proletario migratzaile ezkutuko ekonomiaren esparruan erortzen direla, mafietan, delinkuentzian, etab. Hala ere, etsita dauden pertsonak izanagatik, oso zaurgarriak dira, eta beraz, kapitalarentzat baliagarriak ere izan daitezke; lan-indar merkea, diziplinagarria, eta, askotan, legearen aurrean existitzen ez dena delako, horrek dakarren guztiarekin. Kontraesan horretan mugitzen da immigrazioaren fenomenoa logika kapitalistan: batetik zama, bestetik aukera; baina beharrezko fenomenoa, azken batean. Garrantzitsua da nabarmentzea atzerriko langileak atzerritartasun legearen mende daudela, eta lege horrek baldintzak ezartzen dituela langile horiek lan-baldintza okerragoak onartu behar izan ditzaten; izan ere, bai paperak lortzeko, bai paperak berritzeko, lan-harreman egonkorra frogatu behar da, edo lan-harreman hori duenaren bikotekidea izan behar da.
Migratzaileak bizitza hobe baten bila beste herrialde batera joatea erabakitzen duela interpretatzeko joera dago, hartutakoa borondatezko erabaki bat balitz bezala. Baina, egiari zor, hori gertatzen bada, horren atzean migratzailea emigratzera behartzen duen testuinguru oso bat dagoelako da. Baliabideak soberan dauden mundu batean hobeto eta okerrago bizi diren herrialdeak egote hutsa, bere horretan, kontraesan ikaragarri batek zeharkatzen duen gizarte baten sintoma da. Jakina, hemen aipatuko dugun migrazioa ez da migrazio «askea». Hau da, ondo samar bizi arren, mundua deskubritu nahi izatea, beste herrialde batzuetan lan egin nahi izatea haien kulturak ezagutzeko, boluntariotza egitea norbere kontzientzia lasaitzeko, etab. Hemen migrazio-fluxu handiak ditugu hizpide, ez bakarrik gerrak eta jazarpen politikoak eragindakoak, baita pobreziak, goseak eta krisiak eragindakoak ere. Fluxu horiek hodi egonkor samarretatik igaroko balira bezala existitzen badira, gizarte kapitalistaren ezegonkortasunak hodi horiek berariaz jartzeko joera duelako da. Eta emaria handitzen bada, emari horren jatorriko eremuan bizitzak okerrera egiten duelako da.
Fluxu horiek hodi egonkor samarretatik igaroko balira bezala existitzen badira, gizarte kapitalistaren ezegonkortasunak hodi horiek berariaz jartzeko joera duelako da. Eta emaria handitzen bada, emari horren jatorriko eremuan bizitzak okerrera egiten duelako da
Nahikoa sufrimendu ez balitz beste herrialde batera emigratzea bera, familia eta lagunak atzean utzita, itsasoan nahiz mugako postuetan bizitza arriskuan jarriz, migratuak era guztietako segurtasun faltak jasan behar ditu behin helmugara helduta; are, xenofobia da gehien pairatzen duena. Xenofobia estuki lotuta dago logika kapitalistarekin eta arrazakeriarekin. Arrazakeria gizarte burgesa finkatu baino askoz lehenagotik gertatu den fenomeno bat da, erreportaje honetan aztertuko ez diren testuinguru eta dinamika batzuen pean. Hemen axola zaiguna da kapitalismoak arrazismoa bere egin eta erreproduzitzen duela, besteak beste, xenofobiaren bidez. Kapitalak langileen banaketan interes objektiboa duenez, diskurtso xenofobo eta arrazista funtzionala da beretzat, langileek elkarri aurre egitea lortzen duelako, lehian jartzen dituelako eta haien balizko batasun potentziala ekiditen duelako. Izan ere, azken hori elementu oso arriskutsua da harreman kapitalistaren erreprodukziorako. Gauza ez da hori beti eta modu kontziente nahiz konspiratiboan egiten dela –aurrerago ikusiko dugu zehatzago–, baizik eta lan-merkatuko lehiak berak langileen arteko liskarra sortzen duela nazionalitate-arrazoiengatik, eta aurreiritzi arrazistak indartzen dituela. Kapitalak dinamika hori bere kasa utz dezake, edo diskurtso politiko eta kulturalen bidez areagotu, baina argi dago liskar hori onuragarria dela beretzat. Egia esan, ekoizpen-unitate jakin baten barruan oso bestelako dinamika bat gerta daiteke, non nazionalitate desberdinetako langileak elkarren lagun egin daitezkeen euren arteko lankidetzaren bitartez, aurreiritziak atzean utzita edo berdinen artean lanean ari direla ohartuta, kultura-ezberdintasun orotatik harago. Horregatik, maiz ez da harritzekoa sentimendu xenofoboa eta nazionalitateen arteko adiskidetasuna elkarrekin egotea. Zentzu horretan, ez dugu xenofobia arrazakeriarekin nahastu behar, eta ez soilik bi kontzeptuek intolerantzia ezberdinak izendatzen dituztelako, jakina. Arrazakeria, a priori, logika kapitalistari funtzionala bezain disfuntzionala izan dakioke. Izatez, burgesiak ez du arazorik arrazakeriaren aurkako kanpainak abian jartzeko; ikusi besterik ez daude UEFAren «Say no to racism» edo Inditexen arraza anitzeko marketina. Xenofobia, aldiz, logika kapitalistak gidatutako gizartean automatikoki erreproduzitzeko joera dago, eta, esan dugun bezala, baliagarria da Kapitalarentzat. Hain zuzen ere, puntu horretan egiten dute bat arrazakeriak eta xenofobiak: xenofobiaren bidez, arrazismoa areagotzen da, «immigranteen mehatxua» pertsona arrazializatuen talde batekin edo besteekin identifikatzen delako.
Izan ere, xenofobia, beste klase batzuekin gerta badaiteke ere, bere bertsiorik orokor eta gordinenean etorkin pobreekin gertatzen da. Lehen esan bezala, Kapitala eta aberastasuna besoak zabalik jaso ohi dira. Pobreziak, ostera, oso bestelako harrera izango du, ustezko lan-mehatxuagatik («lana lapurtzen digute»), mehatxu kulturalagatik («ez dira integratzen») edo finantza-mehatxuagatik («laguntza publikoetatik bizi dira»), besteak beste. Dena den, «mehatxu» kulturalen eta «mehatxu» finantzarioen existentziaren abstrakzio bat egingo bagenu, hau da, sinesten badugu lan-indar etorkina bizitza nazionalean eta ekonomia ofizialean (ez ezkutukoan) erabat «integratzea» posible dela, gizarte-harreman kapitalisten esparruan xenofobiak beharrezkoa izaten jarraituko luke. Horrek aipatu ditugun «mehatxu» horiek ere beharrezkoak direla esan nahi du.
Lan-indarraren merkatze orokorra hainbat arrazoirengatik gerta daiteke, eta horietako bat lan-merkatuan lan-indarraren sekzio merkeago eta diziplinagarriago bat sartzea da. Egoera zaurgarrian dauden eta bizi-maila baxuagoa duten etorkinek lanpostu jakin bat baldintza okerragoetan eta bertako langile batena baino soldata nabarmen baxuagoa onartzera behartuta badaude, horrek, eskura dauden lanpostuen kopurua murrizteaz gain, sektore horretako soldaten jaitsiera bultzatzen du. Lan-indarraren merkatuan, merkatu guztietan bezala, merkantzia horren jabeek elkarren artean lehiatu behar dute merkantzia hori ahalik eta baldintza onenetan saltzeko. Merkantzia hori, hala ere, ezin da edozein preziotan saldu, eta nazio bakoitzean, historia- eta kultura-arrazoiak direla medio, gutxieneko soldata hori, eta haren batez bestekoa, ez du langileak bizirauteko behar duen gutxieneko kopuruak soilik zehazten, zatitxo bat aurrezteari eta aisialdiari ere badagokio. Nolanahi ere, argi dago migratzailea heldu ohi den xede herrialdeak, oro har, bizi-maila handiagoa izaten duela haren jatorrizko herrialdeak baino, eta horrek, azken batean, batez besteko diru-sarrera handiagoa esan nahi du. Esaten ari ginen moduan, pertsona migratzaileak bizi-maila okerragoa baldin badu, eta, gainera, soldata bat lortzeko edozer gauza onartzera behartuta badago, bere lan-indarra lan-merkatu nazional horretan ohikoa dena baino prezio merkeagoan salduko du. Jakina, baldintza okerragoetan eta soldata txikiago baten truke lan egiteko prest dauden pertsonak badaude, gutxieneko soldata eta lan-baldintza horiek izango dira sektoreko estandarra markatzen hasiko direnak. Cissèk honela azaltzen du: «Langile atzerritarrei eragiten dieten neurriak lan-merkatu osoa antolatzeko eta lan-indar osoa kontrolatzeko erabakitako politiken parte dira. Paperik gabeko langileak edozein motatako lan-baldintzak eta edozein soldata onartzera behartuz, langabeen sekulako langile-poltsa bat sortuz eta mantenduz, Estatua da lehia zuzenean antolatzen duena, soldatak jaitsarazten dituena eta langile batzuk beste batzuekin aurrez aurre jartzen dituena» (12).
Ondorioz, segituan heldu ohi da bertakoak diren langileen erreakzioa. Baina erreakzio hori ez da pertsona gehiago lanean aritzea –bakoitzak lanordu gutxiago egingo lituzke premia berberak asetzeko– zerbait negatiboa dela dioen logika sozial orokorraren aurkakoa izaten. Produkzio-harreman kapitalistak naturalizatzeak, hau da, munduaren antolaketa hau beharrezkoa dela pentsatzeak, lehiaren kontzientzia besterik ezin du sortu. Eta puntu horretan, era guztietako aurreiritzi arrazista eta nazionalistek lagunduta, langileen kontzientzia xenofoboa sortzen da. Horregatik, kontua ez da alderdi politiko honek edo hark xenofobia txertatzen duela langile klasearen barruan, baizik eta diskurtso xenofobo horren existentziarako beharrezko baldintzak sortzen dituen eguneroko praktika bat dagoela. Politika burgesean egiten dena da errealitate sozial kapitalistan jada emanda dauden baldintza horiek aprobetxatzea masak haien alde mobilizatzeko; hori da populismo xenofoboa. Zehatzago esanda, kontua ez da eskuin muturraren hauteskunde-agerraldiak Europako gizarteak eskuindarrago bihurtzea dakarrela, sozialdemokraziak aditzera eman nahi duen bezala; aitzitik, eskuin muturraren hauteskunde-agerraldiak agerian uzten du Europako gizarteak gero eta eskuindarragoak direla.
Kontua ez da alderdi politiko honek edo hark xenofobia txertatzen duela langile klasearen barruan, baizik eta diskurtso xenofobo horren existentziarako beharrezko baldintzak sortzen dituen eguneroko praktika bat dagoela
POPULISMO XENOFOBOA: ERTAIN KLASEAREN BUNKERRA
Krisi orokortu honek, «nazio barruko bizitza xumearen aurkako mundu globalizatuaren mehatxu» gisa aurkeztu nahi zaigunak, klase-aliantzak birmoldatzea eragin du. Nazional-populismoaren adierazpen politikoen artean egon daitezkeen desberdintasunak gorabehera (13), guztiek dute jokaera komun bat: itxiera erreakzionario bat gauzatzen da, eta, horren ondorioz, klase ertain kontserbadoreak Ongizate Estatu dekadente baten hondakinen artean gordetzen dira, gero eta parametro baztertzaileagoak erabilita.
Horrela, ikusten dugu eskuin muturrak presio handia egiten duela botere exekutiboaren gogortasuna eskatzeko (polizia-kontrola handitzea, kaleen militarizazioa, salbuespen-legeak, oinarrizko askatasun politikoak ezabatzea), gizartean ezinegona ziurtatuta dagoen eta Zuzenbide Estatua bake soziala mantentzeko bitarteko bat baino gehiago oztopo bihurtzen den une historiko honetan (14). Sozialdemokraziak, berriz, ez du zalantzarik Estatuaren aurrekontuak diru-zorro neutral bat balira bezala kudeatzeko, eta errepresio-neurriak gogortu eta justifikatu ditu. Horrela, denborak aurrera egin ahala zalantzarik gabe gogortuko den dinamika baten aurrekariak ezarri ditu.
Iker Madridek El rumor de las periferias. A vueltas con el rap underground y el drill (15) artikuluan gogoratzen duen bezala, Kultura Ikasketa Garaikideen Zentroaren ekarpena aipatuz, «”garai gatazkatsuetan”, gizarte-ezinegona adierazpen politiko antolaturik aurkitzeko gai ez denean, ezinegon hori errugabeen gainera erortzen da». Testuinguru ezegonkor horiek «izu moral» moduko bat sortzen dute herritarrengan, gogorarazten du Madridek. Beren mundua eta posizioa galtzeko beldurrak gidatuta, zenbait giza-taldek etsai bat identifikatzeko joera dute, eta «balio tradizionalen» zaindari gisa agertzen dira. Egoera horretan, hain zuzen, ez dira falta izan Europako klase ertainaren gainbehera azaltzeko eta aurre egiteko errudun klasikoak: «eliteak», «ustelkeria», «subiranotasun nazionalaren galera» eta, nola ez, «etorkinak».
Errudun faltsu horiek guztiek eta kultura erreakzionarioak horiei esleitutako esloganek, egungo gauzen egoera modu arrazoituan azaldu beharrean, berez justua omen den aberastasunaren banaketa oztopatzen duten kanpoko eragile gisa agertzen dituzte. Leloa ezaguna da: «eliteak zekenak dira», «politikoak ustelak dira», «subiranotasun nazionala galtzeak ez du aberastasunik sortzen nazioarentzat» edo «etorkinak gure zergetatik bizi dira». Azken topiko horrek gure arreta merezi du; izan ere, aipatutako giza-taldea, «delitugileekin» eta langabeekin batera, lehen lan-indarraren soberakin gisa izendatzen genuena da, edo, Madridek aipatzen duen bezala, «soberakin negatiboa». Eduardo Matos-Martinen hitzekin, Madridek azpimarratzen du sektore horiek «baztertze inklusibo» egoeran daudela. Hau da, «ekoizpen-ordenatik eta eskubide zibiletatik kanpo, baina Estatuaren dominazioaren eta haren errepresio aparatuen eremuaren barruan». Arrazoi beragatik, Emmanuel Rodriguez historialariak uste du herritartasunak «ertain klasearen perimetroa» duela (16). Gizarteko proletarioak eta pobreak jada ez dira halakotzat hartzen, «baizik integratuta ez dauden edo, are okerrago, integraezinak diren pertsonatzat», gehitu du Rodriguezek bere azken liburuan. Egileak Matos-Martinen ildo beretik jotzen du: «Estatuak mota guztietako politika "bereziak" aplikatzen ditu –ez-unibertsalak, beraz–, bereziki zuzenduak "ahal duenari aukera-berdintasun esparrua itzultzeko”, integrazio "artifizialeko" gutxienekoak bermatzeko (pobreentzako politikak) edo indarkeria legitimoaren monopolioaren arau errepresibo inplizitua aplikatzeko». Ondorioz, etorkinak kide diren menpeko giza-taldea ez da eremu publikoan agertzen, ertain klaseko talde subsidiario gisa aitortzen da, edo pobre gisa agertzen bada, «gizarte-arazo» edo «mehatxu-leku» moduan agertuko da, Rodriguezek ondorioztatzen duenez. Miguel Mellino haratago doa Gobernar la crisis de los refugiados (17) lanean, esanez «klase agintarien eta talde sozial "natibo" batzuen artean adostasun politiko berri bat gauzatzen ari dela, beste batzuen (migratzaileak, beltzak, asiarrak, langile disidentziak, disidentzia politikoak, etab.) aurkako indarra, indarkeria eta errepresioa erabiliz». Ahulenen aurkako lintxamendu mediatiko eta poliziala txalotzen dela ikusten dugunean, arestian aipatutako izu moral horren instituzionalizazioaren lekuko gara. Europar Batasunean, prozesu horrek Mellinok salbuespen-egoera berri deitzen dionaren itxura hartzen du: jostura politikoko ibilgailu berri gisa eta herritarrak hierarkizatzeko gailu material gisa.
Ertain klasea, batez ere langile aristokraziak eta burgesia txikiak osatua, egoera ezin hobean dago politika horiek guztiak legitimatzeko. Burgesia txikiak, atzerriko Kapitalaren eta Kapital nazional handiaren mehatxupean, lehiakortasun-baldintzak berdindu nahi ditu merkatuan. Hain zuzen ere, haien interes politikoen artean honako hauek aurki daitezke: protekzionismoa, zerga progresiboak, eliteen botereari mugak jartzea, enpresa txiki eta ertainentzako babesak eta laguntzak, ustelkeria politikoaren eta aukera-berdintasun ekonomiko-politikotik baztertuko lituzkeen araubide juridikoaren aurkako borroka, etab. Langile aristokrazia, bere aldetik, zalantzatiagoa da. Oro har, prestazio publiko hobeen aldeko borroka politikoan eta bere proletarizaziorako norabidean bultzatzen duten politiken aurka aurkitzen da. Bientzat aurrekontu publikoen zorroa funtsezkoa da; beraz, zaku hori zerga zein jarduera ekonomiko nazionalaren bidez bete ezin izatea edo ekonomikoki «alferrikakoa» den gastuari eusteko ezintasuna (adibidez, etorkinentzako laguntzetan), mehatxu zuzena da haien izanarentzat.
Nahiz eta migratzaileak alderdi atzerakoietan soilik agertu diren arma politiko gisa, ez litzateke harritzekoa izango xenofobia ezkerreko oinarri sozial boto-emailearen gero eta sektore gehiagotan sartzen hastea. Izan ere, gogora dezagun arku-parlamentarioaren eta hautesleen ezein aukera ez dagoela xenofobiaren baldintza historikoetatik salbuetsita. Euskal Herrian asko deliratu da ustezko «euskal DNA antifaxistari» buruz, baina gaur egun, 40 urte inguruko euskal bikote batek, bi seme-alaba, hipoteka, etxebizitza jabetzan, bi auto eta ondo ordaindutako lan egonkorrak dituenak, oro har, interes handiagoa du beherapen fiskaletan, hezkuntza-itunen hedapenean, kaleetako «segurtasuna» mantentzean, familia-soldatari eustean eta bere jabetza babestean, beste ezertan baino, bere burua «aurrerakoi» edo «ezkertiar» gisa identifikatu arren. Zer esan bikote helduagoa bada, higiezin bat baino gehiago badu jabetzan eta erretiratuta edo erretiratzear badago. Deska, seUna pareja vasca que ronda los cuarenta años, con dos hijos, hipoteca, vivienda en propiedad, dos coches y trabajos estables bien remunerados, por lo general, está más interesada en las rebajas fiscales, la extensión de los conciertos educativos, mantener la «seguridad» en las calles, conservar su salario familiar y proteger su propiedad más que en otra cosa; por mucho que se autoidentifique como «progresista» o «de izquierdas» sitúa en la posición perfecta para legitimar todas estas políticas. La pequeña burguesía, amenazada por el capital extranjero y por el gran capital nacional, persigue igualar sus condiciones de competitividad en el mercado. No en vano puede encontrarse entre sus intereses políticos el proteccionismo, los impuestos progresivos, la limitación de poder de las élites, las protecciones y ayudas a las PYMEs, la lucha contra la corrupción política y contra un régimen jurídico que les excluiría de una igualdad de oportunidades económico-políticas, etc. La aristocracia obrera, por su parte, es más vacilante, encontrándose generalmente en la lucha política por unas mejores prestaciones públicas y toda política que empuje en dirección contraria a su proletarización. Para ambos, la cartera de presupuestos públicos es esencial, por lo que una eventual incapacidad de rellenarla a través de impuestos y actividad económica nacional o una incapacidad de contener su gasto económicamente «inútil» (por ejemplo, en ayudas a personas inmigrantes) es vista como una amenaza directa a su condición existencial.
Si bien las personas migrantes solo han aparecido como arma política en aquellas formaciones menos progresistas, no sería de extrañar que la xenofobia empezase a calar en cada vez más sectores de la base social votante de izquierdas. Porque, recordemos, ninguna opción del arco parlamentario ni su electorado están exentos de las condiciones históricas que producen la xenofobia. En Euskal Herria se ha delirado mucho sobre «el ADN antifascista vasco», pero hoy por hoy, una pareja vasca que ronda los cuarenta años, con dos hijos, hipoteca, vivienda en propiedad, dos coches y trabajos estables bien remunerados, por lo general, está más interesada en las rebajas fiscales, la extensión de los conciertos educativos, mantener la «seguridad» en las calles, conservar su salario familiar y proteger su propiedad más que en otra cosa; por mucho que se autoidentifique como «progresista» o «de izquierdas». Qué decir si el matrimonio es aún mayor, tiene más de una propiedad inmueble y está jubilado o a punto de jubilarse. El peso demográfico de los grupos sociales descritos y la presión política que estos ejercen es enorme en el país, y su tendencia hacia el conservadurismo ya es perceptible en una coyuntura donde la paz social de Euskal Herria no se ha visto demasiado alterada, los niveles de delincuencia son todavía bajos, las instituciones autonómicas mantienen cierto equilibrio presupuestario, la inmigración no está desbocada y la presión política que ejerce la derecha con el fenómeno migratorio aún no es demasiado alta.
Una pareja vasca que ronda los cuarenta años, con dos hijos, hipoteca, vivienda en propiedad, dos coches y trabajos estables bien remunerados, por lo general, está más interesada en las rebajas fiscales, la extensión de los conciertos educativos, mantener la «seguridad» en las calles, conservar su salario familiar y proteger su propiedad más que en otra cosa; por mucho que se autoidentifique como «progresista» o «de izquierdas»
No obstante, los datos y los acontecimientos más recientes apuntan a que estas tendencias empiezan a invertirse. La tasa de criminalidad de la Comunidad Autónoma Vasca, por ejemplo, aumentó un 10 % en 2021. Los delitos contra la propiedad privada constituyen la gran mayoría de las infracciones penales, habiendo aumentado estos un 24,2 % respecto al año anterior. Dentro de dicho subgrupo, los más comunes fueron los robos en domicilios, con una subida del 18,1 % en comparación con el 2020 (18). Estos datos supuestamente alarmantes difundidos por el periódico Deia, vinculado al PNV, son extraídos en base a comparaciones hechas entre los datos del 2021 y los del año previo que dio lugar al confinamiento. Por lo tanto, esos datos tienen menos de alarmantes y más de alarmistas, pero expuestos de tal forma, surten efecto en la producción de opinión; aún más, si tenemos en cuenta que el aumento de los delitos en la CAV no es del todo falso. Si observamos las cifras del Ministerio del Interior del Estado español, las 24.796 infracciones penales registradas durante el primer trimestre de 2022 superan con creces las 22.979 del 2019 previo a las restricciones (19). Los sucesos de actualidad relacionados y sus correspondientes reacciones son aún más interesantes: ante la comisión de 1.609 actos tipificados como delitos y 157 detenciones realizadas durante la Semana Grande de Bilbao (Bizkaia), los sindicatos ELA, SVPE, CCOO, UGT y LAB (este último perteneciente a la Izquierda Abertzale) se quejaban de que el Ayuntamiento redujera a la mitad los agentes de paisano de la Policía Municipal, calificando por ello la gestión del gobierno municipal como «nefasta» (20).
José Mari Esparza, editor histórico de la editorial Txalaparta de la Izquierda Abertzale publicó recientemente un artículo de opinión en Noticias de Navarra titulado ¿Migración? No, gracias (21). El texto recoge numerosos ejemplos de la habitual xenofobia de la aristocracia obrera que hemos mencionado, pero se pueden destacar dos elementos de gran significación cualitativa en la presente coyuntura. Por un lado, el hecho que menciona al principio: «No hace mucho, en un acto electoral de la izquierda en mi pueblo, una mujer pidió la palabra y dejó una pregunta en el aire: “¿Qué vamos a hacer con la inmigración?”». En segundo lugar, está la conclusión política de Esparza: «Cuando desde la izquierda comencemos a hablar con claridad de todo esto dejaremos menos resquicios a la derecha y a las ratas de Vox. Y sin duda, convenceremos más a la vecina de mi pueblo, que no tiene porqué ganar ahora la mitad que antes».
Vistas las tendencias, y hablando ya en términos especulativos, no sería de extrañar que en un futuro no muy lejano el aumento de la criminalidad sea falsamente relacionado con la inmigración, que se desencadene una acentuación de la deriva autoritaria entre amplios sectores socialmente integrados y que la clase media empiece a pedir más mano dura con la inmigración. Como consecuencia, sería lógico que los partidos políticos, sindicatos y demás actores de izquierdas fueran asumiendo poco a poco cierta hegemonía cultural y política xenófoba, aunque lo hiciesen con discursos menos explícitos y apelando al sentido común, como «un problema que hay que controlar, porque amenaza nuestra forma de vida» y para el que, desafortunadamente, dirán, «habrá que hacer sacrificios».
No sería de extrañar que en un futuro no muy lejano el aumento de la criminalidad sea falsamente relacionado con la inmigración, que se desencadene una acentuación de la deriva autoritaria entre amplios sectores socialmente integrados y que la clase media empiece a pedir más mano dura con la inmigración
Aún más, cuanto mayor es el carácter nacionalista de una formación política, mayores posibilidades hay de que el pensamiento xenófobo se instale en sus propuestas políticas, aunque sea de forma cuidadosa. Debido a que el nacionalismo siempre antepondrá la supervivencia de su nación, de su cultura, su territorio y su idiosincrasia, se le presentará como problema toda influencia externa que haga perder esta identidad o que dificulte que los autóctonos puedan acceder a «la vida nacional». De ahí las dos posturas del nacionalismo que estamos viendo tan acentuadas últimamente: por un lado, contra la pérdida de soberanía económico-política nacional, el «anti globalismo»; por otro lado, contra el empeoramiento de las condiciones de vida, la xenofobia.
LOS MÁS PROLETARIOS ENTRE LOS PROLETARIOS
Generalmente, encontrar en la sociedad categorías puras como «proletario» o «burgués» es un ejercicio inútil, por el hecho mismo de ser categorías simples que abstraen determinaciones. Esto no es un defecto, sino una cuestión de método. Para hacer ciencia de la sociedad, la abstracción es un instrumento. Ahora bien, siendo cierta esta dificultad para encontrar categorías abstractas en la realidad material, nada más fácil que buscar en las pateras del Mediterráneo para encontrar la categoría-proletario en toda su pureza.
Como señala el colectivo Endnotes, «emigrar a un país más rico puede ser, de lejos, la forma más eficaz de aumentar el precio de la propia fuerza de trabajo» (22). Otras veces, emigrar puede ser la única forma de vender la fuerza de trabajo. Y en otras, emigrar puede ser la única forma de escapar de regímenes opresivos y guerras. Este último caso es el de los llamados refugiados –a todos los solicitantes de asilo no se les reconoce como tal; depende de diferentes factores: zona de conflicto, país de origen, etc.–. No obstante, el refugiado frecuentemente tiene que refugiarse del supuesto refugio que le acoge. El estigma, la incapacidad de encontrar trabajo, su ilegalidad y su silencioso apartheid, no son precisamente los elementos que un refugiado desearía encontrar en su refugio. Pero, en el seno de los grandes flujos migratorios, ¿tiene sentido diferenciar entre refugiados e migrantes? ¿No son todos estos migrantes de los que hablamos refugiados de las condiciones de vida capitalistas de su país? El capital, por desgracia, no es algo de lo que podamos refugiarnos. Podemos refugiarnos de este o aquel capital individual o nacional, pero no del poder impersonal del capital. En este sentido, la persona migrante, que huye de un país a otro en busca de medios de subsistencia, no solo sigue sujeto al poder del capital, sino que seguramente esté más sujeto que ningún otro proletario.
Podemos refugiarnos de este o aquel capital individual o nacional, pero no del poder impersonal del capital
Ciertamente, el migrante no tiene por qué entrar en una relación salarial con un capital individual, resultando que a veces no le queden otras opciones más allá de la economía sumergida. El hecho de que estas actividades sean estigmatizadas (por la ilegitimidad que desprenden ante la refinada e hipócrita conciencia de las civilizaciones «desarrolladas»), acentúa no solo la xenofobia, sino también las penurias que los inmigrantes tienen que soportar en actividades no cubiertas por la protección laboral, los seguros médicos y otras conquistas de la lucha de clases histórica del proletariado mundial. En cualquier caso, entre o no el inmigrante en una relación salarial, su condición particular de desposeído, su incapacidad, al igual que cualquier proletario, de reproducir su vida por sí mismo (pero con mayor dificultad y en peores condiciones aún que la de un trabajador autóctono), deja al inmigrante en posición de ser el más proletario de todos los proletarios. Esta posición es acompañada por la doble tendencia descrita anteriormente en relación a la xenofobia. Por un lado, se presenta como problemática a los ojos del trabajador autóctono, lo que genera o acentúa el nacionalismo y el odio al inmigrante: «Los nativos primero». Por otro lado, la convivencia con trabajadores de origen extranjero en una experiencia de cooperación y opresión compartida, puede generar la conciencia de unos intereses comunes. Acentuar esta última conciencia es una labor que toda política socialista, internacionalista, tiene que adoptar. Más aún siendo la xenofobia una de las causas y, a la vez, uno de los efectos de la competición y discordia entre proletarios. Y es que esta especial situación del migrante puede ser potencialmente y mediatamente transformada en un verdadero problema para el capital, un problema que ya no pueda gestionar mediante ayudas, muros y deportaciones, sino que deba enfrentarlo como una auténtica amenaza contra la reproducción de la relación de clase capitalista. Cissè habla claro al respecto: «Desde el principio hemos intentado mostrar el nexo existente entre nuestra lucha y las de los trabajadores franceses. Decíamos a menudo que es una misma y única lucha» (23).
REFERENCIAS Y NOTAS
(1) Castillo, J. Fondos, condicionalidad y crisis: la tormenta perfecta que se cierne sobre la Unión Europea. Arteka, 2022.
(2) Narbona, I. & Hernández, I. Energía y transporte: los síntomas del agotamiento de una época. Arteka, 2022.
(3) Arteka. Guerras imperialistas por delegación. Arteka n.º 23, 2021.
(4) Portal de datos sobre migración. Flujos migratorios internacionales. migrationdataportal.org, 2020.
(5) Roura, A. 30 años de la caída del Muro de Berlín: 3 razones por las que las barreras fronterizas en el mundo aumentaron de 15 a 70. (11 de noviembre de 2019). bbc.com.
(6) Repeckaite, D. How Deportation Became the Core of Europe’s Migration Policy. (24 de julio de 2020). jacobin.com.
(7) International Organization for Migration (IOM). 2021 Global Migration Indicators report, 2021. pág. 11-24.
(8) Times of Malta. "I don’t want Maltese workers picking up rubbish" - Muscat (2 de mayo de 2019). timesofmalta.com
(9) International Organization for Migration (IOM). (2021) 2021 Global Migration Indicators report. pág. 23.
(10) Cissé, M. Palabra de sin-papeles. Gakoa Liburuak. Donostia, 2000. pág. 208-209.
(11) Mezzadra, S., Neilson, B. La frontera como método. Traficantes de sueños. Madrid, 2017. pág. 77.
(12) Cissé, M. Palabra de sin-papeles. Gakoa Liburuak. Donostia, 2000. pág. 229.
(13) Estaire, O. Los populismos de derecha italianos: similitudes y diferencias (6 de octubre de 2021). descrifrandolaguerra.es
(14) Dos textos que para profundizar en la cuestión de la suspensión del estado de derecho y el recorte de libertades políticas y civiles: Etxeberri, X. Los estados de excepción que no tenían nada de excepcional. Arteka, 2021. Arteka. Pandemia y seguridad global, un acuerdo internacional contra la urbe. Arteka, 2020. gedar.eus.
(15) Madrid, I. «El rumor de las periferias». A vueltas con el rap underground y el drill. (17 de junio de 2022). ikermadrid12.medium.com
(16) Rodríguez, E. El efecto clase media. Crítica y crisis de la paz social. Traficantes de sueños. Madrid, 2022, pág. 247-248.
(17) Mellino, M. Gobernar la crisis de los refugiados. Soberanismo, neoliberalismo, racismo y acogida en Europa. Traficantes de sueños. Madrid, 2021. pág. 35-36.
(18) Deia. La criminalidad aumenta un 10 % en Euskadi con 84.781 delitos en 2021 (21 de febrero de 2022). deia.eus.
(19) Epdata. País Vasco - Crimen: asesinatos, robos, secuestros y otros delitos registrados en cada comunidad autónoma. (2 de junio de 2022). epdata.es
(20) Olabarri, D. «Me llega a apuñalar un poco más fuerte en el pecho y ahora estaría muerto». (29 de agosto de 2022). elcorreo.com.
(21) Esparza, J. M. ¿Migración? No, gracias (22 de octubre de 2022). noticiasdenavarra.com.
(22) Endnotes. Gather us from among the nations. Endnotes #4 (octubre de 2015). endnotes.org.uk
(23) Cissé, M. Palabra de sin-papeles. Gakoa Liburuak. Donostia, 2000. pág. 229.
BIBLIOGRAFÍA
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Mellino, M. Gobernar la crisis de los refugiados. Soberanismo, neoliberalismo, racismo y acogida en Europa. Traficantes de sueños. Madrid, 2021.
Mezzadra, S., Neilson, B. La frontera como método. Traficantes de sueños. Madrid, 2017.
Rodríguez, E. El efecto clase media. Crítica y crisis de la paz social. Traficantes de sueños. Madrid, 2022.
Sassen, S. Inmigrantes y ciudadanos. De las migraciones masivas a la Europa fortaleza. Siglo XXI Editores. Madrid, 2013.
Waqcuant, L. Los condenados de la ciudad. Gueto, periferias y Estado. Siglo XXI Editores. Buenos Aires, 2013.
40 urte inguruko euskal bikote batek, bi seme-alaba, hipoteka, etxebizitza jabetzan, bi auto eta ondo ordaindutako lan egonkorrak dituenak, oro har, interes handiagoa du beherapen fiskaletan, hezkuntza-itunen hedapenean, kaleetako «segurtasuna» mantentzean, familia-soldatari eustean eta bere jabetza babestean, beste ezertan baino, bere burua «aurrerakoi» edo «ezkertiar» gisa identifikatu arren
Hala ere, azken datu eta gertakariek adierazten dute joera horiek aldatzen hasi direla. Euskal Autonomia Erkidegoko kriminalitate-tasa, adibidez, % 10 igo zen 2021ean. Jabetza pribatuaren aurkako delituak dira arau-hauste penal gehienak, eta aurreko urtearen aldean % 24,2 igo dira. Azpitalde horren barruan ohikoenak etxebizitzetako lapurretak izan ziren; % 18,1eko igoera izan zuten 2020arekin alderatuta (% 18). EAJri lotutako Deia egunkariak zabaldutako datu ustez kezkagarri horiek 2021eko datuen eta konfinamendua izan zen aurreko urtekoaren arteko konparazioetan oinarrituta atera dira. Beraz, datu horiek kezkagarriak baino gehiago alarmistak dira, baina horrela azalduta, eragina dute iritzia sortzerakoan; are gehiago, kontuan izanda EAEn delituen gorakada ez dela guztiz faltsua. Espainiako Estatuko Barne Ministerioaren zifrak aztertuz gero, ikus daiteke 2022ko lehen hiruhilekoan erregistratutako 24.796 arau-hauste penalek nabarmen gainditzen dituztela mugikortasun-murrizketen aurreko 2019ko 22.979 arau-hausteak (19). Gaurkotasuneko gertakariak eta horiei dagozkien erreakzioak are interesgarriagoak dira: Bilboko (Bizkaia) Aste Nagusian delitu gisa tipifikatutako 1.609 ekintza eta 157 atxiloketa egin zirenez, ELA, SVPE, CCOO, UGT eta Ezker Abertzaleko LAB sindikatua kexu ziren Bilboko Udalak Udaltzaingoko kalez jantzitako agenteak erdira murriztu zituelako, eta horregatik udal gobernuaren kudeaketa «negargarritzat» jo zuten (20).
Jose Mari Esparza Ezker Abertzalearen Txalaparta argitaletxeko editore historikoak ¿Migración? No, gracias (Migrazioa? Ez eskerrik asko) izeneko iritzi artikulua argitaratu zuen duela gutxi Noticias de Navarra-n (21). Aipatu dugun langile aristokraziaren ohiko xenofobiaren adibide ugari biltzen ditu testuak, baina egungo egoeran garrantzi kualitatibo handia duten bi elementu azpimarra daitezke. Alde batetik, hasieran aipatzen duen gertakaria: «Duela ez asko, nire herrian ezkerraren hauteskunde ekitaldi batean, emakume batek hitza eskatu zuen eta galdera bat utzi zuen airean: Zer egingo dugu immigrazioarekin?». Bigarrenik, Esparzaren konklusio politikoa dago: «Ezkerretik horri buruz argi hitz egiten hasten garenean, zirrikitu gutxiago utziko dizkiegu eskuinari eta Voxeko arratoiei. Eta, zalantzarik gabe, gehiago konbentzituko dugu nire herriko bizilaguna, orain ez baitu zertan lehen irabazten zuenaren erdia irabazi».
Joerak ikusita, eta jada espekulaziozko terminoetan hitz eginda, ez litzateke harritzekoa izango etorkizun ez oso urrun batean kriminalitatearen hazkundea immigrazioarekin faltsuki lotzea, gizartean integratuta dauden sektore zabalen arteko deriba autoritarioa areagotzea eta ertain klaseak immigrazioari gogorrago egiteko eskatzen hastea. Horren ondorioz, logikoa litzateke alderdi politikoek, sindikatuek eta gainerako eragile ezkertiarrek nolabaiteko hegemonia kultural zein politiko xenofoboa eurenganatzea pixkanaka, nahiz eta diskurtso ez hain esplizituekin eta zentzu komunaren aitzakiapean egin, hala nola, esanez «kontrolatu beharreko arazo bat dela, gure bizimodua mehatxatzen duelako». Era berean, horretarako, «zoritxarrez, sakrifizioak egin beharko direla» esango dute.
Ez litzateke harritzekoa izango etorkizun ez oso urrun batean kriminalitatearen hazkundea immigrazioarekin faltsuki lotzea, gizartean integratuta dauden sektore zabalen arteko deriba autoritarioa areagotzea eta ertain klaseak immigrazioari gogorrago egiteko eskatzen hastea
Are gehiago, zenbat eta handiagoa izan alderdi politiko baten izaera nazionalista, orduan eta aukera gehiago dago pentsamendu xenofoboa bere proposamen politikoetan ezartzeko, kontu handiz bada ere. Nazionalismoak beti bere nazioaren, kulturaren, lurraldearen eta idiosinkrasiaren biziraupena lehenetsiko duenez, arazo gisa aurkeztuko zaio identitate hori galarazten duen edo bertakoei «bizitza nazionalera» sarbidea zailtzen dien kanpoko eragin oro. Hortik datoz azkenaldian hainbeste nabarmentzen ari diren nazionalismoaren bi jarrerak: batetik, subiranotasun ekonomiko-politiko nazionalaren galeraren aurka, «antiglobalismoa»; eta, bestetik, bizi-baldintzen okertzearen aurka, xenofobia.
PROLETARIOEN ARTEAN PROLETARIOENAK
Oro har, gizartean «proletario» edo «burges» bezalako kategoria garbiak aurkitzea alferrikako ariketa da, determinazioak abstraitzen dituzten kategoria sinpleak direlako. Hau ez da akatsa, metodo kontua baizik. Gizartearen zientzia egiteko, abstrakzioa tresna bat da. Hala ere, errealitate materialean kategoria abstraktuak aurkitzeko zailtasun hori egiazkoa izanik, Mediterraneoko pateretan bilatzea baino gauza errazagorik ez dago proletario kategoria purutasun osoan aurkitzeko.
Endnotes kolektiboak adierazten duen bezala, «herrialde aberatsago batera emigratzea izan daiteke, alde handiz, norbere lan-indarraren prezioa igotzeko modurik eraginkorrena» (22). Beste batzuetan, emigratzea izan daiteke lan-indarra saltzeko modu bakarra. Eta beste batzuetan, emigratzea izan daiteke erregimen zapaltzaileetatik eta gerretatik ihes egiteko modu bakarra. Azken kasu hori errefuxiatuena da –asilo-eskatzaile guztiak ez dira halakotzat hartzen; hainbat faktoreren mende daude: gatazka-eremua, jatorrizko herrialdea, etab.–. Hala ere, errefuxiatuak sarritan ustezko babeslekutik babestu behar izaten du. Estigma, lana aurkitzeko ezintasuna, legez kanpokoa izatea eta apartheid isila ez dira, hain zuzen, errefuxiatu batek bere babeslekuan aurkitu nahi lituzkeen elementuak. Baina migrazio-fluxu handien baitan, zentzurik ba al du errefuxiatuen eta migratzaileen artean bereizketa egiteak? Ez al dira migratzaile horiek guztiak beren herrialdeko bizi-baldintza kapitalisten errefuxiatuak? Kapitaletik, zoritxarrez, ezin gara errefuxiatu edo babestu. Kapital indibidual edo nazional honetatik edo hartatik babes gaitezke, baina ez Kapitalaren botere inpertsonaletik. Zentzu horretan, etorkina, bizirauteko bitartekoen bila herrialde batetik bestera ihes egiten duena, Kapitalaren boterearen menpe egoteaz gain, ziur aski beste edozein proletario baino menpekoagoa da.
Kapital indibidual edo nazional honetatik edo hartatik babes gaitezke, baina ez Kapitalaren botere inpertsonaletik
Egia esan, migratzaileak ez du zertan kapital indibidual batekin soldata-harremanik izan, eta, batzuetan, ezkutuko ekonomiatik harago ez zaio beste aukerarik geratzen. Jarduera horiek estigmatizatuta egoteak (zibilizazio «garatuen» kontzientzia fin eta hipokritaren baitan duten legitimotasun ezagatik), xenofobia ez ezik, etorkinek jasan behar dituzten miseriak ere areagotzen ditu mundu osoko proletarioen klase borroka historikoaren ondoriozko lan-babesak, mediku-aseguruek eta beste konkista batzuek estaltzen ez dituzten jardueretan. Edonola ere, etorkina soldatapeko harreman batean sartu edo ez, haren desjabetu izaera bereziak, beste edozein proletariok bezala bere bizitza bere kabuz erreproduzitzeko duen ezintasunak (baina bertako langileek baino zailtasun handiagoarekin eta are baldintza okerragoetan), proletario guztien artean proletarioena bihurtzen dute etorkina. Posizio horri gehitu behar zaio lehen xenofobiari buruz deskribatutako joera bikoitza. Alde batetik, bertako langilearen ustez problematiko gisa aurkezten da, eta horrek nazionalismoa eta etorkinarekiko gorrotoa sortzen edo areagotzen du: «Lehenengo bertakoak». Bestalde, langile atzerritarrekin lankidetzan eta zapalkuntza partekatuan bizitzeak interes komunen kontzientzia sor dezake. Azken kontzientzia hori indartzea politika sozialista internazionalista ororen zeregina da. Are gehiago xenofobia izanik proletarioen arteko lehiaren eta liskarraren arrazoietako bat eta, aldi berean, ondorioetako bat. Izan ere, migratzailearen egoera berezi hori potentzialki eta bitarteko jakin batzuekin, Kapitalarentzako benetako arazo bihur daiteke, laguntzen, harresien eta deportazioen bidez kudeatu ezineko arazo; klase kapitalistaren harremana erreproduzitzearen aurkako benetako mehatxu gisa egin beharko lioke aurre. Cissè argi mintzo da horri buruz: «Hasieratik saiatu gara erakusten gure borrokaren eta Frantziako langileen borrokaren arteko lotura. Sarritan esaten genuen borroka bat eta bakarra dela» (23).
ERREFERENTZIAK ETA OHARRAK
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